Jugamos Terrorarium y te contamos nuestra opinión.
Terrorarium pretende ser una entrega sedienta de gratificación. Es una propuesta que con una simplicidad podría más que dejar llevarse por un público casual, pero su búsqueda y ansiedad por lograr objetivos tan ambiciosos es lo que nubla su norte.


Terrorarium pretende ser una entrega sedienta de gratificación. Es una propuesta que con una simplicidad podría más que dejar llevarse por un público casual, pero su búsqueda y ansiedad por lograr objetivos tan ambiciosos es lo que nubla su norte.
Vamos por pasos. Nos encontramos con un personaje que debe
guiar un grupo de peones dispuestos a morir por nosotros. Esta premisa nos sitúa
en una posición de compromiso. Entendamos que esto es un videojuego y disfrutémoslo.
¿Qué es Terrorarium?

Esta propuesta se encuentra desarticulada. Encontramos una
evolución y entrega poco orgánica; la construcción de cada puzzle es forzada
por una mecánica que se vuelve repetitiva. Entendamos que cada videojuego tiene
que mostrarnos y educarnos en una mecánica; el título cumple con su fusión y ya.
Terrorarium nos muestra un primer
acercamiento que es eficaz pero que se vuelve obsoleto.
La respuesta de la IA en cualquier entrega debe estar
nivelada a la del videojugador a fin de complementar la experiencia; sin
embargo, esto no sucede acá. Los Moogu pueden ser útiles como perjudiciales y
si no guardamos alguna partida, podemos perder todo. Más allá del valor
independiente que cada pequeño siervo pueda representar; debemos ser conscientes que
esto va más allá de solo superar un nivel; por un momento es bueno si queremos
jugar; no si queremos ganar.

Como acercamiento al medio es interesante; no es agresivo,
la apariencia de poder sacrificar a otros es “inocente” y la monotonía puede
ser aceptada; podemos tomar este título como lo que es, una casualidad.
El rasgo distintivo y que llega a ser acertado se
encuentra en su Maker Mode. El diseño de niveles o escenarios en la actualidad
es usual, y que un videojuego ofrezca esta posibilidad es importante.
Como videojugadores somos pretenciosos y exigentes; como
desarrolladores, dejamos el título para otros. Terrorarium nos acerca a crear y
equivocarnos. Ese temor a la exposición es lo que necesita el medio para
evolucionar y este “pequeño” videojuego lo entiende.

Conclusión:
Terrorarium puede ser un juego incompleto, desarticulado e
incluso mal acabado; pero no tiene miedo a equivocarse y es aquí donde muchas
propuestas pierden su peso. Que esta entrega independiente no sea el “hice lo
que pude” de un proyecto; sino el “fue el inicio” del medio es lo que pocos no entendemos.
NOTA
55
Publicar un comentario