¿Así que te quejas de las religiones? ¿Crees que lo puedes hacer mejor? Pues ha llegado el momento de demostrarlo.
Devolver Digital publica hoy, 11 de agosto, Cult of the Lamb en PC, Xbox, Playstation y Nintendo Switch. Nosotros ya lo jugamos y te contamos nuestra opinión. Cult Of The Lamb, nos envuelve en la piel de un cordero que intenta llevar la palabra de su dios a todos los rincones del mundo, mientras va luchando contra otras deidades paganas. Una propuesta arriesgada y polémica pero… ¿vale la pena?
Multiples géneros en un juego
Cult Of The Lamb es un juego del tipo hack and slash y RTS en donde controlas a un pequeño corderito que puede moverse en cualquier dirección, realizando combos con armas blancas y hechizos, al mismo tiempo que vela por el crecimiento de su secta.
Algo que llama mucho la atención es que, además de las escenas de acción, este juego incluye muchas mecánicas de otros géneros como RPG e, inclusive, puzzles, de forma totalmente sutil, orgánica y muy bien integrada.
La historia es supersencilla, pero contundente: eres un corderito, el último de tu especie y estás sentenciado a morir decapitado. Inmediatamente después, tu alma es secuestrada por “Aquel Que Espera” para revivirte y otorgarte poderes con los cuales vengar tu muerte con la única condición de rendirle tributo eternamente, fundado una religión, sacrificando en su nombre y eliminando a cuanto hereje aparezca en tu camino.
Este contexto sirve de pretexto para incluir dos mecánicas muy bien diferenciadas al momento de jugar: por un lado, tienes la parte de acción en donde el cordero se enfrenta a hordas de atemorizantes enemigos en mazmorras generadas aleatoriamente y, por otro, la parte en donde debes velar por el bienestar y crecimiento de tu secta, creando diversas estructuras y tecnologías con el fin de mantener felices y tranquilos a tus devotos.
Duración y Rejugabilidad
Cult Of The Lamb podría ser un juego corto, si no fuese por que debes dedicar tiempo a mantener tu secta feliz.
Básicamente, el juego solo comprende una aventura de 16 fases (cada una con un jefe final), pero le incrementa el tiempo de juego las veces que debes volver a pasar los niveles ya sea para recolectar recursos, mejoras o cumplir misiones secundarias. Además, hay que tener en cuenta que gran parte del tiempo (quizás más de la mitad) lo pasas en tu propia base, recolectando recursos, cultivando alimentos, dando sermones a tus fieles, celebrando rituales, limpiando la caca (literal), preparando comida, construyendo edificios o escuchado confesiones. Todo, aunque suena abrumador, está tan bien dosificado que las horas de juego pasan sin sentirse. Una vez que completas el juego puedes seguir haciendo crecer tu culto, pero poco más.
Personalización absoluta
Como ya se dijo antes, Cult Of The Lamb es un juego en el que te dan el libre albedrío para hacer casi todo lo que se te ocurra (y antoje). Un factor muy interesante es la personalización absoluta de casi todos los elementos en el juego.
Y es que no solamente puedes controlar el cómo luce tu base gracias a la distribución correcta de los edificios que la integran, sino también, puedes decorarla con un centenar de adornos y personalizaciones que se van desbloqueando en tu travesía. Estas personalizaciones terminan siendo totalmente opcionales, pero logran la diferencia entre una secta y otra.
Además, aparte de poder darles el nombre de bautizo que desees, tus sectarios pueden adquirir la forma que se te antoje: ¿un culto lleno de puros conejos rosados? Check. ¿una secta conformada por solamente osos hormigueros verdes? Check. Puedes controlar casi todo de todos, inclusive sus propias personalidades que pueden moldearse de acuerdo a cómo tu doctrina vaya avanzando.
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