Analisis: Ninja Gaiden Ragebound

Todo un clásico y un gran homenaje a la saga creado de forma magistral y con mucho cariño. Nosotros ya lo jugamos y te contamos qué tal nos pareció.


Ninja Gaiden Ragebound es un juego de acción y aventura de plataforma en 2D desarrollado por  The Game Kitchen y producido por DOTEMU para todas las consolas y PC. Este título ha sorprendido al mercado por la manera en la que rescata una saga icónica, pero con una propuesta diferente y arriesgada. Lejos de seguir la línea de los grandes remakes en 3D, este proyecto se centra en una estética retro con el genial pixel art moderno, y al mismo tiempo respeta la brutalidad y el frenetismo que siempre han caracterizado a Ninja Gaiden. La idea se nota de lejos y es la de recuperar la esencia del clásico de los 80 y 90, pero dándole un toque fresco que lo haga relevante en la actualidad. Es por ello que Este juego logra ser tanto un homenaje como una reinterpretación. 

Lo interesante de este juego es su procedencia, ya que fue desarrollado por un estudio independiente radicado en España, un dato que ha generado bastante tema de conversación entre la comunidad, puesto que están costumbrados a ver a Ninja Gaiden asociado directamente con Team Ninja y Tecmo Koei. La valentía de este pequeño grupo de desarrolladores ha dado como resultado un título que, pese a no contar con los recursos de un gran estudio japonés, transmite una enorme pasión por el material original y se nota que detrás hubo un amor sincero por la saga. Algo que se nota de lejos durante las horas de juego y rejugandolo. Este título está disponible desde el 31 de julio.


Hay que indicar de que los desarrolladores han mencionado que Ragebound bebe tanto de los Ninja Gaiden originales de NES como de títulos más modernos como Katana Zero, Dead Cells o The Messenger. Es decir, combina la crudeza y precisión de los clásicos con mecánicas actuales de acción rápida y cierta flexibilidad roguelike. El resultado es un título desafiante, veloz y con un control preciso, pero al mismo tiempo más accesible y dinámico que sus antecesores. Esta fusión de ideas hace que este juego se sienta familiar para los veteranos, pero al mismo tiempo fresco para las nuevas generaciones.

Historia:

Esta aventura se sitúa en un Japón feudal distorsionado por fuerzas sobrenaturales, donde una grieta entre mundos ha desatado hordas demoníacas que devastan aldeas y corrompen a los samuráis, convirtiéndolos en marionetas de un poder oscuro. Los clanes ninja, antaño enemigos, se ven forzados a aliarse para detener esta amenaza. Acá es donde empieza a construirse  una narrativa que mezcla la estética tradicional japonesa con toques de fantasía oscura, en un mundo donde la violencia y la tragedia son inevitables, pero también donde la voluntad y la disciplina ninja se convierten en el último bastión de esperanza.


En medio de este caos aparece Kenji, el joven discípulo de Ryu Hayabusa. Aunque todavía inexperto y marcado por la sombra de su maestro, Kenji debe cargar con toda la responsabilidad. Ryu, herido en batalla contra los demonios, le encomienda la misión de cerrar la grieta que amenaza con consumirlo todo. El viaje de Kenji no solo es una cruzada contra las fuerzas oscuras, sino también un camino de autodescubrimiento, donde sus miedos y dudas estarán a prueba.

Al inicio, Kenji es inseguro y siente que nunca podrá estar a la altura del legendario Ryu Hayabusa, pero poco a poco aprende que ser un ninja no se trata de emular a otro, sino de encontrar su propio camino. Su evolución está marcada por escenas emotivas donde recuerda las enseñanzas de su maestro, y al mismo tiempo, por los lazos que va creando con otros sobrevivientes de esta catástrofe. El contraste entre juventud e inexperiencia frente al deber heroico le da mucha fuerza a la trama.

El segundo personaje importante es Ayame, una ninja perteneciente a un clan rival que también ha sido víctima de la catástrofe. Su aldea fue arrasada y ahora lucha tanto por sobrevivir como por vengarse de las entidades que la destruyeron. Ayame no es solo una acompañante, sino un personaje jugable que ofrece una jugabilidad distinta, con un enfoque más técnico y letal en comparación a la agilidad de Kenji. A nivel narrativo, la tensión entre ambos es palpable, pues deben cooperar aunque sus clanes tengan siglos de enemistad. Esta dualidad añade dramatismo y variedad a la experiencia.


Jugabilidad:

La jugabilidad es un lujo, ya que el estudio español logra transmitir la sensación de frenetismo y precisión que uno espera de la saga. Se trata de un juego de acción 2D con desplazamiento lateral, donde la rapidez en los reflejos y la memorización de patrones son claves. Los controles responden de manera inmediata, y tanto los saltos como los ataques tienen un peso justo que transmite esa sensación de control total, algo esencial en un título de este tipo. Desde el primer nivel, el juego te exige atención y disciplina.

La dificultad es un sello de identidad de la saga y acá no es la excepción. Cada enemigo puede significar la muerte si no se mide bien el tiempo de ataque y defensa. A diferencia de otros juegos modernos que suavizan la curva de aprendizaje, este título apuesta por castigar los errores y recompensar la precisión. Sin embargo, no es injusto, ya que es un pierde y aprende. La sensación de superación constante es adictiva y recuerda a los Ninja Gaiden de antaño.


Los comandos son intuitivos donde el jugador puede ejecutar ataques rápidos, golpes cargados, esquivas, bloqueos y movimientos especiales con combinaciones simples pero que requieren maestría para usarse en el momento adecuado. Tanto Kenji como Ayame tienen sets de movimientos distintos. Por un lado él se centra en la agilidad y combos fluidos, mientras que ella domina la precisión, los contraataques y el uso de armas secundarias. Esta diferencia da variedad y hace que jugar con ambos sea una experiencia distinta.

Las habilidades especiales también juegan un rol crucial. Al avanzar, el jugador desbloquea técnicas ninja que van desde ataques en área hasta invocaciones de poder elemental. No obstante, estas habilidades no pueden usarse indiscriminadamente, ya que requieren energía espiritual que se obtiene derrotando enemigos con precisión o explorando bien el mapa. 


La rejugabilidad es otro de sus puntos fuertes. Los escenarios se ramifican en diferentes rutas, y dependiendo de las elecciones del jugador, la historia revela matices distintos. Existen también modos adicionales, como desafíos contrarreloj y una modalidad en la que los enemigos aparecen en oleadas interminables. Cada partida invita a mejorar las puntuaciones, desbloquear secretos y dominar los patrones de los jefes. El diseño está pensado para quienes disfrutan repetir una y otra vez, perfeccionando su ejecución. El mapa, aunque lineal en esencia, cuenta con bifurcaciones y secretos ocultos que recompensan la exploración. Hay pasadizos invisibles, zonas secretas con tesoros y enemigos opcionales que ponen a prueba la habilidad del jugador. La disposición de plataformas y trampas recuerda a los clásicos de NES, pero con un diseño moderno que hace que todo fluya de forma natural. Cada escenario tiene una identidad propia, desde aldeas en ruinas hasta templos demoníacos y paisajes nevados.


Los enemigos son variados y con patrones únicos. Hay soldados humanos corrompidos, demonios menores, bestias sobrenaturales y gigantes que sirven como mini-jefes. Cada uno exige un enfoque distinto, obligando al jugador a adaptarse constantemente. Lo más memorable, sin duda, son los jefes finales, criaturas enormes que llenan la pantalla con ataques devastadores. Superarlos requiere paciencia, reflejos y un estudio detallado de sus movimientos. Estas batallas son espectaculares y representan lo mejor del juego. Todo en la jugabilidad se siente fluido y equilibrado. No hay secciones separadas que rompan el ritmo el combate, la exploración y la narrativa se integran sin fisuras. Los diálogos cortos aparecen en momentos clave sin interrumpir la acción, y la música acompaña la intensidad de cada situación. 

Audiovisual:

Ninja Gaiden brilla por su estilo pixel art moderno. No se limita a imitar los gráficos de 8 bits, sino que los expande con efectos de iluminación, partículas dinámicas y animaciones fluidas. Los escenarios son un espectáculo visual, con un nivel de detalle que sorprende como templos con faroles oscilando, bosques con hojas cayendo, y castillos donde la arquitectura se siente imponente y viva. Cada nivel es un lienzo trabajado con dedicación.


Los personajes también destacan en este apartado. Kenji y Ayame tienen diseños renovados que respetan la tradición pero añaden toques propios de este estudio español, con ropas más ornamentadas y gestos que transmiten emociones incluso en pixel art. Los enemigos, por su parte, muestran creatividad en su diseño, con influencias japonesas mezcladas con estética demoníaca. Todo esto genera una coherencia artística que refuerza la inmersión en el mundo oscuro del juego.

La banda sonora es, sin lugar a dudas, uno de los mayores aciertos. Cada tema combina instrumentos tradicionales japoneses. En las peleas contra jefes, la música alcanza un clímax que pone los pelos de punta, mientras que en las secciones de exploración se vuelve más atmosférica y tensa. Es una experiencia auditiva tan poderosa que muchos jugadores terminan escuchando la banda sonora incluso fuera del juego.

El conjunto audiovisual no solo es bonito, sino que también está al servicio de la jugabilidad. Los efectos visuales comunican claramente los ataques enemigos, las animaciones transmiten peso e impacto, y la música marca el ritmo de la acción. El estudio ha sabido integrar todo esto en un producto que no se siente improvisado, sino cuidadosamente diseñado para ofrecer un equilibrio entre arte y funcionalidad.


Conclusión:

Ninja Gaiden Ragebound es una obra que demuestra cómo una franquicia legendaria puede reinventarse sin perder la esencia que la hizo grande. La narrativa logra expandir el universo de Ryu Hayabusa sin desplazarlo, dando paso a una nueva generación con su propio peso e identidad. Por ello los 2 nuevos personajes se complementan perfectamente. Sus historias logra enganchar al jugador gracias al equilibrio entre ambos. En lo jugable, el título brilla por su ritmo desafiante, su diseño de mapas interconectados y una jugabilidad precisa que recompensa la paciencia y el dominio de cada técnica. Esta entrega no solo es un capítulo más de Ninja Gaiden, sino una prueba de que la franquicia aún puede renovarse y sorprender a los veteranos y a los nuevos jugadores, consolidándose como una de las mejores entregas modernas en el género de acción retro por lo que es una compra segura que debes de hacer.

Lo Bueno:

Combate fluido y muy exigente.
Los dos personajes nuevos aportan frescura a la historia y expande el legado ninja.
Escenarios renovados con un apartado gráfico más limpio y detallado.
Banda sonora intensa que mantiene la tensión en los combates.
Jefes desafiantes y memorables.
Sistema de progresión.
El apartado artístico.
El modo desafío y los extras hacen que se rejugable.

Lo Malo:

La dificultad puede ser frustrante para jugadores nuevos.
Algunas animaciones aún se sienten rígidas frente a los estándares actuales.
Poca variedad en ciertos tipos de enemigos.
Falta de contenidos narrativos.

NOTA:92

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