Muchos años tuvieron que pasar para que nuevamente el shooter frenético cooperativo por excelencia esté de regreso. Nosotros ya lo jugamos y luego de morir muchas veces te contamos qué tal nos pareció.
Killing Floor 3 es un juego de disparos en primera persona desarrollado y distribuido por Tripwire Interactive. Esta entrega llega como la esperada secuela de una saga reconocida por su brutalidad, acción cooperativa intensa y oleadas interminables de horrores biotecnológicos. Este shooter mantiene las raíces que es la de exterminar Zeds con un arsenal de armas variadas. Además se incorpora una serie de novedades y modernizaciones necesarias para sobrevivir en la generación actual. El juego conserva la esencia que lo hizo popular, pero da un salto importante en términos visuales, técnicos y de diseño de misiones.
Después de casi una década desde Killing Floor 2, la comunidad esperaba ansiosa esta entrega. El largo periodo de desarrollo y silencio por parte de Tripwire Interactive generó incertidumbre, pero también sirvió para pulir varios aspectos clave del juego. La demora se debió en parte a los ambiciosos cambios internos del motor, la integración de nuevos sistemas de inteligencia artificial y el rediseño total del sistema de progresión y clases.
Historia:
El juego se sitúa en el año 2091, 70 años después de los eventos del segundo juego. La megacorporación Horzine ha liberado una nueva generación de clones Zeds como parte de un fallido experimento militar. Europa está sumida en el caos, con ciudades enteras abandonadas, zonas de guerra y asentamientos de resistencia. En esta ocasión, el conflicto se ha globalizado y el combate llega a entornos más variados y distantes.
A diferencia de sus predecesores, esta entrega introduce a varios personajes clave con trasfondos definidos, entre ellos un grupo de resistencia internacional llamado "Nightfall". Sus integrantes tienen motivaciones personales y estilos de combate únicos, lo cual agrega capas de narrativa al juego. La historia se presenta por medio de cinemáticas, diálogos dentro del combate y documentos que se desbloquean con el progreso.
También aparecen los ya conocidos Zeds, criaturas mutadas y violentas, han evolucionado considerablemente. Nuevos enemigos, como los "Chimeras" que se regeneran, y los "Echoes", que manipulan ilusiones, obligan a repensar estrategias. Además, Horzine utiliza soldados humanos mejorados para proteger sus instalaciones, elevando el reto más allá de simples hordas de monstruos. La historia explora las consecuencias éticas de la biotecnología en manos de corporaciones militares.
Jugabilidad:
Este frenético juego tiene dos características principales la cuales son la de jugar de forma en solitario o de forma cooperativa. Primero el apartado del modo offline que ahora incluye una campaña episódica que se puede jugar sin conexión. Aunque la inteligencia artificial aliada no es tan eficiente como jugadores reales, ofrece una experiencia completa con secuencias narrativas, objetivos múltiples y un sistema de progresión ajustado para un jugador. Es ideal para quienes desean disfrutar la historia sin depender del multijugador.
Durante las partidas, el juego genera misiones secundarias opcionales que pueden modificar el flujo del combate, como rescatar civiles, asegurar puntos estratégicos o recolectar recursos. Estos elementos dan profundidad al modo offline, convirtiendo la experiencia en algo más que una simple lucha por sobrevivir. Además, la narrativa ambiental está muy cuidada: ruinas, documentos y detalles visuales cuentan historias sin necesidad de palabras.
Incluso en solitario, el jugador puede desbloquear armas, cosméticos y mejoras para su personaje. El sistema de progresión está unificado, por lo que todo lo que ganes en solitario también influye en tu perfil online. Esto incentiva a jugar ambos modos sin perder recompensas ni evolución del personaje.
Pasando para el lado cooperativo Killing Floor 3 sigue apostando por una experiencia de seis jugadores, pero ahora incluye roles más marcados entre las clases. La sinergia entre personajes es crucial, y el diseño de mapas favorece la cooperación estratégica, con rutas de flanqueo, zonas de defensa y trampas ambientales que los jugadores pueden activar juntos.
Hay eventos y retos semanales y estos eventos temporales incluyen reglas alteradas, como gravedad reducida, armas aleatorias o Zeds explosivos. Estos desafíos renuevan la experiencia y recompensan a los jugadores con ítems únicos y puntos de prestigio, lo que mantiene el juego vivo y fresco semana tras semana.
El sistema de emparejamiento ha mejorado, con servidores estables, baja latencia en PS5 y búsqueda por idioma o estilo de juego. Puedes elegir partidas con dificultad específica, nivel de personajes o incluso preferencias de roles, lo cual agiliza la experiencia online. Las estadísticas personales, rachas de juego y trofeos también se sincronizan con la comunidad global.
En cuanto a la progresión, hay 10 clases iniciales, cada una con árboles de habilidades ramificados que permiten adaptarse a distintos estilos. El "Demolitionist" puede especializarse en daño en área o desactivación de trampas, mientras el "Medic" puede convertirse en un soporte puro o un combatiente rápido. Esto añade mucha rejugabilidad dado que el juego en si es adictivo y no tan repetitivo como pareciera.
En cuanto al armamento, las armas no solo se ven mejor, sino que cada una tiene su propio peso, retroceso, y daño situacional. Pistolas de ácido, escopetas de plasma, lanzallamas con modos alternos... todo tiene una utilidad si se emplea con estrategia. El feedback de los disparos ha sido mejorado para hacer cada arma satisfactoria al usar. Durante las rondas, recolectas dinero para gastar en tiendas, como en entregas anteriores, pero ahora también puedes modificar armas con kits temporales. Esto permite adaptarte al tipo de enemigos o jefes. Además, hay sistemas de crafting entre misiones para mejorar tus herramientas permanentemente.
Hay cinco niveles de dificultad, desde "Recluta" hasta "Extremo", y la IA de los Zeds escala no solo en daño y salud, sino en comportamiento. Por ejemplo, en niveles altos, los enemigos rodean, flanquean y atacan en oleadas sincronizadas. Esto obliga a usar todo lo aprendido si quieres sobrevivir cosa que es recomendable solo si has pasado grandes cantidades de horas jugando.
Cada clase cuenta con gadgets únicos como granadas personalizadas, drones de reconocimiento, torretas automáticas o señuelos. Estos gadgets se recargan con el tiempo o con eliminaciones específicas. Combinarlos de forma estratégica con las armas y el entorno es vital para sobrevivir en oleadas largas. Aparte de subir niveles y desbloquear habilidades, existen "títulos" o rangos que modifican tu insignia y dan bonificaciones pasivas menores, como recarga rápida o munición adicional al empezar una ronda. Esto añade motivación para continuar jugando más allá del nivel máximo de una clase.
En PS5, el juego corre a 60 fps estables con resolución 4K dinámica, tiempos de carga mínimos y un uso correcto del DualSense para disparos y retroalimentación háptica. La dificultad está mejor ajustada que en entregas previas, con progresión gradual y adaptativa. En comparación con Killing Floor 2, se han agregado clases, una campaña, mejor IA, personalización profunda y entornos más dinámicos.
Audiovisual:
En el plano visual, Killing Floor 3 da un salto importante respecto a su predecesor. Los escenarios presentan detalles impresionante desde ciudades europeas arrasadas con edificios parcialmente derrumbados y fuego en el horizonte, hasta laboratorios de Horzine con iluminación de neón y pasillos metálicos bañados en sangre. El sistema de iluminación global, sumado a efectos volumétricos de humo, partículas y niebla, crea una atmósfera opresiva que refuerza el tono oscuro del juego. Los modelos de los Zeds son más variados que nunca, con texturas realistas y animaciones que transmiten peso y agresividad. El sistema de desmembramiento es uno de los más elaborados del género, mostrando cortes y daños en tiempo real, lo que intensifica la sensación de violencia en combate.
El apartado sonoro sigue siendo uno de los pilares de la experiencia, con un diseño que mezcla brutalidad y ambientación. Los gruñidos de los Zeds se pueden localizar con precisión gracias al audio 3D, lo que es vital para anticipar ataques en plena refriega. El soundtrack vuelve a apostar por una mezcla de metal y electrónica agresiva que se adapta dinámicamente al ritmo de las oleadas, acelerando o bajando la intensidad según la situación. Cada arma tiene un sonido único y contundente, desde el estruendo seco de una escopeta hasta el rugido de un lanzallamas. Incluso los pasos, recargas y gritos de tus compañeros ayudan a reforzar la inmersión, transmitiendo la urgencia de la supervivencia.
Conclusión:
Killing Floor 3 llega como la entrega más ambiciosa de la saga, manteniendo la esencia de su acción cooperativa frenética y su atmósfera grotesca, pero elevando la valla con una campaña más elaborada, enemigos muy duros y un sistema de progresión profundo que premia la dedicación. En PS5 brilla con un rendimiento impecable, gráficos detallados y un sonido envolvente que refuerza la tensión en cada partida, ya sea en solitario o junto a amigos. Aunque la IA aliada y la ausencia de doblaje en latino puedan afinarse, lo que ofrece es una experiencia intensa, adictiva y visualmente espectacular, capaz de satisfacer a los veteranos y sorprender a nuevos jugadores, dejando claro que la saga aún tiene mucho futuro por delante. Un juego recomendable para los fanáticos que quieren regresar a disfrutar de esta saga querida.
Lo bueno:
- Campaña con más peso narrativo.
- Gran variedad de enemigos y jefes con mecánicas únicas.
- Sistema de progresión profundo y rejugable.
- Rendimiento sólido en PS5 incluso en momentos caóticos.
- Apartado audiovisual impactante y muy inmersivo.
Lo malo:
- IA aliada limitada en el modo offline.
- Falta de doblaje a otros idiomas.
- Curva de aprendizaje algo exigente para nuevos jugadores.
- Algunos modos y mapas iniciales podrían sentirse escasos.
NOTA:
84/100
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